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Instantes de tela, trozos de vida. Monasterio de san Juan, Burgos 2002​.

 

Arquitecturas de la memoria.

El personal lenguaje iconográfico empleado por Virginia Calvo se ha movido siempre entre la imaginación y la realidad, trazando recorridos formales y conceptuales que perfilan estados cambiantes, procesos en permanente fluctuación: Dos ámbitos que intercambian estímulos y componentes, influyéndose mutuamente para acabar gestando una poética en la que se expresan los instantes de la relación. A partir de formas de apariencia onírica, generalmente elementos vegetales, dibuja siluetas orgánicas envolventes, tendentes a la figura espiral, es decir a configurar recorridos laberínticos que hay que rastrear hasta su origen. Pero estas formas son el punto de partida mítico hacia el espacio de lo real. Las formas simbólicas de la naturaleza devienen materia biológica, metamorfosis humana. Al igual que los mitos eran utilizados como metáforas explicativas de los comportamientos humanos, los gestos dibujados de Virginia sintetizan la naturaleza de la comunicación, hasta problematizar con su misma posibilidad: una comunicación fundamentada en las relaciones, en la conciencia de la existencia propia en contacto con las personas y los objetos que nos rodean.

Todas las formas, siempre recurrentes, que conforman su trabajo, son así la necesidad de manifestar su misma existencia, concebida como acumulación de huellas impresas en el mundo cotidiano en el que cada uno se desenvuelve. Sedimentos invisibles que son para Virginia Calvo la esencia de un universo en constante devenir, connotado por cada hecho comunicativo, por cada huella, formado por elementos subjetivados por el contacto físico o la proyección conceptual o sentimental. Actos que van modificando la esencia de los objetos aunque no su apariencia material. En todo caso, el resultado es una realidad transformada, que trasciende la mera configuración material, depositaria por tanto de la memoria de sus habitantes. Pero se trata a la vez de una realidad cuyos estratos no se pueden desentrañar de forma arqueológica, puesto que su sedimentación no se realiza de manera lineal. El recorrido se efectúa de modo poliédrico, laberíntico, construido a base de fragmentos de procedencia y dirección diversa, trozos de vida como los denomina la propia artista.

El montaje Instantes de tela, trozos de vida recoge, a través de la articulación de tres instalaciones, dichos fragmentos  pero de un modo ya no metafórico sino real. En sus últimas producciones Virginia Calvo ha ido sustituyendo un elemento puramente plástico como es el dibujo por la apropiación de materiales sacados de la realidad. Retales de telas usadas, y por tanto ya subjetivadas, van construyendo mediante un collage, arquitecturas de la memoria, espacios imaginarios en los que laten las huellas entretejidas de diferentes texturas y lecturas simbólicas. Así, las arquitecturas se convierten tanto en contenedores de relaciones, como en testigos de los dramas, las sumisiones, los desgarros de identidad que comportan algunos de esos vínculos. El trabajo textil, tradicionalmente asociado con la mujer, se convierte en soporte de retales de vida, de sueños tal vez truncados, soledades y sufrimientos, materializados en siluetas metamórficas entre lo vegetal y lo femenino, entre lo soñado y lo vivido.

 

 Roberto Castrillo Soto

 

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